martes, 17 de febrero de 2015

Buscador de códigos IR para Arduino

Hace unos años que el mando a distancia de mi TV se perdió. Es una buena tele y puesto que uso un sintonizador externo nunca me ha preocupado demasiado salvo por el hecho de tener que levantarme del sofá para encenderla y apagarla o cambiar la entrada HDMI de vez en cuando para jugar a la consola. Pero con el tiempo he ido añadiendo piezas al sistema, un home-cinema, un chromecast y algún otro capricho que hacen que cada vez sea más tedioso el uso.

Así que hace unos días decidí empezar un proyecto con Arduino para hacerme un mando a distancia para controlar todo el sistema con un solo control remoto. Pero claro, al no tener el mando de la TV seguía sin poder manejar la pantalla. Puesto que tampoco tengo el mando original no puedo usar un mando universal de los que aprenden comandos, y la marca/modelo de la tv tampoco aparecían en ninguna lista de códigos. Así que me he creado un sketch de Arduino que va probando todos los posibles códigos de mando a distancia hasta dar con el correcto.

A priori probar todos los posibles códigos IR hasta dar con el de mi TV parecía una tarea demasiado larga, pero ha habido suerte y ha tardado mucho menos de lo esperado. A mi me ha funcionado y ya tengo los códigos para controlar mi TV. Así que como no he encontrado nada parecido comparto el código del sketch por si a alguien pudiese serle útil.


martes, 25 de marzo de 2014

Fabricación personal

De vez en cuando surge una tecnología que cambia el mundo de forma irreversible y esto está a punto de ocurrir de nuevo. Estamos viviendo los albores de una nueva era aunque aún no nos hemos dado cuenta, y parece los que lo han hecho intentarán retrasarlo a toda costa. Pero no hay problema, una característica fundamental de las tecnologías disruptivas es que son imparables.

Supongo que a estas alturas ya he despertado tu curiosidad ¿Cual es esa nueva tecnología que va a cambiar el mundo? Pues muy sencillo, la impresión 3D. A pesar de lo que el cine nos ha prometido, la tecnología estrella del siglo XXI no serán los viajes espaciales (al menos por ahora), si no la impresión de sólidos en 3 dimensiones.


Como suele ocurrir, para ver las cosas más claras necesitamos un poco de perspectiva. Retrocedamos un poco hasta los inicios de lo que se ha venido en llamar la segunda revolución industrial, ¿Cual fue el hito que marco sus inicios? Pues ni más ni menos que la invención de la cadena de montaje, que simplificado no es más que una larga hilera de trabajadores que ejecutando repetidamente pasos sencillos, cada cual uno distinto, consiguen completar un producto complejo que todo el mundo desea. Este sistema de producción empezó allá por 1901, cuando el señor Ramsom Elis Olds (aunque la historia más extendida le atribuye el mérito a Henry Ford) decidió fabricar automóviles más asequibles que los existentes por aquel entonces, de fabricación artesanal. Si analizamos un poco más en profundidad el porqué de del surgimiento de esta idea se nos plantean dos causas claras.

La primera realidad que los fabricantes de automóviles tuvieron que asumir por aquel entonces era que la disponibilidad de mano de obra especializada, capaz de diseñar y fabricar un automóvil completo, era muy escasa. En cambio era muy sencillo encontrar trabajadores que fuesen capaces de memorizar unos pasos sencillos y repetirlos durante horas y horas en jornadas de trabajo interminables. Muchas cosas han cambiado desde entonces, sobre todo en cuanto a la posibilidad de automatización de estos procesos. Pero la industria siempre ha sido capaz de encontrar nuevas zonas del mundo en las que conseguir mano de obra barata. Y aunque una máquina hoy en día pueda hacer lo mismo de forma mucho más eficiente, la inversión necesaria siempre es muy inferior con el trabajo manual. Que se lo pregunten si no a los habitantes de la otrora joya de la economía americana. Que seguramente en su día consideraron graciosa la localización de una película de Paul Verhoeven de los 80 que ha resultado ser profética, Robocop. Obviamente no en cuanto a los ciborgs policía, pero si en cuanto al negro destino de la ciudad de Detroit.

Pero aún hay otra premisa, la más importante, de la que siempre nos olvidamos a la hora de evaluar este tema. Tal vez porque tenemos la idea tan metida en la cabeza que ni siquiera nos la planteamos, y es que para que la producción en cadena sea posible es necesario definir un producto que muchísimas personas puedan desear. Si sólo una persona quisiera un determinado producto no tendría sentido fabricarlo por millones de unidades. Ya lo dijo el célebre (por esto y por alguna que otra animalada) señor Ford, y esto sí que es mérito suyo, "Los clientes pueden pedir cualquier color para su coche, siempre que este sea negro". La unificación de las características de un producto es la base que permite el abaratamiento de costes que conlleva la producción en cadena, ya que ésta no sería posible si todas las unidades no tuviesen una base común. Si queremos hacer mil cosas diferentes da igual la cantidad de pasos en los que dividamos su proceso de producción, va a costar lo mismo hacerlos de uno en uno que en cadena. Esta es la fortaleza, pero también el punto más debil de la idea de la producción en masa. Un error en la decisión de las especificaciones de un producto puede llevar a una gran empresa a la quiebra.

A lo largo de los años tanto la tecnología como la preparación de los trabajadores han ido mejorando progresivamente pero ninguna de estas premisas ha cambiado. Y esto es lo que está a punto de ocurrir. La aparición del software en las últimas décadas del siglo XX ha creado una nueva actitud en los consumidores, de forma que aunque el producto que yo me compro sea exactamente igual al que compra mi vecino, el uso que le doy puede ser completamente distinto. Y esta tendencia ha llegado al extremo con los teléfonos inteligentes, puesto que si nos fijamos casi no hay diferencia entre un teléfono y otro, todos son pantallas rectangulares de mayor o menor tamaño. Es más, se ha llegado al extremo de dar denominaciones de producto distintas a cosas exactamente iguales pero con distinto tamaño ¿Cuál es la diferencia real entre una tableta y un teléfono?¿Y un phablet :)?¿Alguna aparte del tamaño? Pues me temo que no. Ese ha sido el último gol por la escuadra que nos ha colado el señor Jobs.

Pero sin duda el mayor avance que se ha producido en todo este tiempo ha sido en los medios de producción y es lo que hará posible un salto cualitativo en los próximos años. Mientras la industria de consumo se afanaba en abaratar sus productos a costa de las condiciones de trabajo y basaba su beneficio en la existencia de grandes masas de trabajadores en condiciones de semi-esclavitud, hay otro tipo de industrias que ha centrado su desarrollo en la fabricación de dispositivos totalmente a medida, con tiradas de pocas unidades y centrando su valor en diferenciación y calidad. Solo hay una forma de conseguir esto de una forma asequible y es automatizando casi completamente el proceso de fabricación y en gran medida el de diseño. Máquinas fabricadas por máquinas y diseñadas por personal altamente cualificado.

Y la culminación de la automatización de procesos de producción es la llegada de las impresoras 3D de bajo coste, que está a punto de alcanzar el uso masivo. Estos equipos son auténticas fábricas en miniatura que en pocos años serán capaces de producir casi cualquier cosa, desde simples adornos hasta equipos electrónicos pasando por armas, ropa o incluso comida. El último producto que se fabrique en masa será un dispositivo capaz de fabricar otras cosas. Si lo analizamos a fondo es justo la conclusión lógica de toda esta evolución. Que otra cosa se ajusta mejor a la producción en cadena que una única herramienta que puede generar una infinita variedad de otros productos basándose en piezas estándar que simplemente aportan los materiales necesarios (llamémosles "cartuchos" por analogía con las impresoras actuales). Aunque claro, solo será fabricada en masa la primera generación, puesto que las siguientes se fabricarán a si mismas. Tal vez sea por eso que la evolución de las impresoras 3D viene de la mano de aficionados o pequeñas start-ups y no desde las grandes marcas de electrónica de consumo. Simplemente tienen miedo de que esta tecnología acabe con su negocio, que al fin y al cabo no es otro que la capacidad de producir cantidades ingentes de productos iguales. 

Pero bueno, hasta aquí no he dicho nada revolucionario, solo he llevado las cosas al extremo y llegado a la conclusión de que todas nuestras necesidades podrían llegar a satisfacerse con un único producto... pero eso no nos ofrece demasiadas ventajas, ¿Dónde está la gracia? Pues es fácil ver el siguiente paso, la disponibilidad de una tecnología que permita a cualquier persona fabricarse casi cualquier cosa en su propio hogar permitirá por fin romper la premisa de la economía de escala. Si cada usuario puede fabricarse sus propias herramientas, entretenimientos o incluso sustento, ya no hay necesidad de que todos usemos el mismo patrón. Cada producto podrá adaptarse a cada persona, y si ahora hay 10 modelos de un mismo equipo, en ese momento habrá tantos modelos como usuarios. Cada cual podrá adaptar los productos a sus necesidades exactas (siempre y cuando los diseños sean abiertos, claro) y esa es la gran ventaja que hará triunfar la tecnología de la impresión 3D.

Esta técnica que podríamos denominar de micro-fabricación, por contraposición a la fabricación en masa, nos abrirá un mundo completamente nuevo de productos, ahora imposibles salvo tal vez para unos pocos privilegiados, que se ajustarán a nuestras necesidades exactas. Ya se están haciendo en medicina experimentos de impresión de partes protésicas adaptadas a la forma específica del cuerpo y los traumas de cada paciente, pero podemos llegar más allá, hasta los productos de consumo hechos a medida. Imagínate unos cascos que se adaptan exactamente a la forma de tus oídos, generando una comodidad y una calidad de sonido inalcanzables hoy en día. Ropa que se adapta exactamente a la forma de tu cuerpo, sin sobrantes, sin tiranteces, cualquier modelo exactamente a tu medida. ¿O que tal una silla para tu despacho hecha exactamente con la forma del arco de tu columna? ¿Será el fin de los dolores de espalda?

Hay muchas e interesantes implicaciones en esta tendencia pero sin duda la más importante es económica. A medio plazo desaparecerá completamente la necesidad de grandes masas de trabajadores sin especialización, ya que la producción en masa será cosa del pasado y el único valor que realmente podremos ofrecer a nuestros semejantes será la creatividad. Será nuestra habilidad para crear nuevos productos o nuevas adaptaciones de productos existentes lo que ofrezcamos al mercado de trabajo y no simplemente nuestro tiempo o fuerza bruta como hacíamos hasta ahora. El proceso de fabricación dejará de tener valor y será exclusivamente el diseño del producto lo que tenga importancia. En cierta forma esto ya es así a día de hoy, pero por desgracia la economía de escala aún es crucial, y aunque no sea importante donde se realice el proceso de fabricación, sí que lo es el hecho de ser capaz de aglutinar un volumen de ventas suficiente como para poder rentabilizar un proceso de diseño muy costoso. Si las aplicaciones móviles han demostrado que cualquiera puede hacer software y ganar dinero con ello desde su casa, las impresoras 3D harán que cualquiera pueda diseñar productos.

Esta tendencia cobra especial interés en un lugar como el país en el que vivo, España, que atraviesa una crisis que afecta a la sociedad hasta sus cimientos. Con tasas de desempleo estratosféricas la tentación política de abaratar el coste de la mano de obra y conseguir inversión extranjera para establecer aquí plantas de producción es muy grande, pero ya es demasiado tarde para esa solución. El modelo productivo ya está cambiando y tomar esa dirección, además de complicado, es garantía de fracaso. Aunque consiguiésemos iniciar ese proceso, nunca llegaría completarse, ya que el mercado cambiará a nivel mundial mucho antes de finalizar ese camino y estaremos de nuevo donde empezamos pero con una cantidad tremenda de recursos desperdiciados y tiempo perdido. Cuando realmente tenemos la oportunidad de empezar con ventaja, sin nada que perder. En fin, espero que si alguien importante me lee tenga en consideración estas pinceladas de lo que nos depara el futuro del diseño y fabricación de productos. Señores importantes, dediquen sus recursos a fomentar la creatividad de sus ciudadanos y el resto vendrá por si mismo.


Pablo Rodiz Obaya, diseñador de productos

lunes, 18 de marzo de 2013

Sony ngz-gs7 Google TV Player - Otro fiasco

Hace ya casi un año, con el calentón de Google I/O 2012 me compre por Internet una de las unidades del reproductor con la última versión de Google TV que Sony regaló en la presentación. Después de todo este tiempo tengo que decir que ha sido una compra nefasta. A falta de servicios dignos de vídeo bajo demanda en España el uso del dispositivo queda bastante limitado. De hecho ya sólo lo uso de vez en cuando para comprobar si hay alguna actualización milagrosa que lo convierta en el dispositivo que siempre deseé que fuese. Y esas ocasiones suelen coincidir con que me lo encuentro encendido porque mi gato ha pisado el mando, así que podéis imaginaros el resto.


Las aplicaciones que estamos acostumbrados a usar en nuestros teléfonos y tablets en su mayoría no están disponibles para la plataforma de TV de Google, ya que requieren de alguna capacidad o sensor, la pantalla táctil en su mayoría, que impide que se instalen en los dispositivos de televisión. Ni siquiera aplicaciones como Facebook o Whatsapp, seguramente algunas de vuestras favoritas, están disponibles para esta plataforma. 



Pero claro, que podríamos esperar de un equipo que un año después de su lanzamiento sigue estancado en la versión 3.2 de Android. En fin, sirva como ejemplo la sección de juegos, ¿Quien no se ha pasado un rato desplazándose en la sección Top Gratis de Google Play en su teléfono para encontrar algo apetecible? ¿Alguna vez habéis llegado al final? Pues en Google TV es muy fácil, solo hay 30 apps en esa sección, y os puedo asegurar que vuestro juego favorito, sea cual sea, no va a estar.


El navegador es bastante bueno, tal vez demasiado simple para mi gusto. Aunque es una versión de Chrome está muy recortado y con muy pocas opciones de configuración. Lo bueno es que es bastante ágil y rápido y los sitios de video, si no están bloqueados (que la mayoría lo están), suelen funcionar correctamente, incluso soporta flash y se maneja cómodamente desde el sofá con el mando a distancia de Sony.



Del mando a distancia hay que decir que es un acierto. A veces se echa de menos un acelerómetro, pero el touchpad clickable del mando es muy bueno. Todo está colocado muy a mano, salvo quizás la cruceta, que a veces se tocan varios botones a la vez porque no es muy grande y las teclas tienen poco recorrido. Por debajo tenemos un teclado QWERTY completo incluso con algunas teclas extra, para cuando no queda más remedio que escribir. Muy práctico y bastante bonito.



El problema es que por muy bueno que sea el mando el manejo se hace confuso. Ya en el propio interfaz del equipo hay zonas a las que no es posible llegar utilizando la teclas, hay que recurrir al touchpad (por ejemplo las pestañas Top de Google Play), pero cuando intentamos usar aplicaciones es cuando la cosa se pone mas complicada. La mayoría, aunque estén disponibles en Google TV, están diseñadas para ser utilizadas con una pantalla táctil  El resultado es que hay que cambiar constantemente de modo de uso, del touchpad a la cruceta y viceversa, con lo que el uso se hace muy tedioso.

Otro de los objetivos que tenía cuando compré el equipo era usarlo como reproductor multimedia para acceder de forma cómoda a mi biblioteca. Pues tampoco. Un año y cuatro actualizaciones después el reproductor que viene de serie con el equipo sigue sin soportar ni DLNA ni carpetas compartidas de Windows. Sólo permite acceder al contenido de la memoria interna del equipo, que la verdad, no se deciros de cuanta dispone porque nunca la he usado. Supongo que por esta razón los de Sony decidieron incluir de serie y de forma gratuita la aplicación cliente de Plex, que si que va de lujo, aunque solo puede acceder a lo que haya en vuestro servidor Plex si tenéis la paciencia para montarlo y mantenerlo actualizado.



La mejor aplicación que he encontrado para reproducir contenidos desde Google TV es Google TV Player (GTV Player o WiMu últimamente), aunque es de pago, y claro, después de aflojar 200 euros por la caja a nadie le hace gracia tener que pagar otros 2,49€ para poder ver algo con ella...


Bueno, tal vez no sea la mejor, ahora que lo pienso hay otra perla que inicialmente solo estaba disponible para esta plataforma (ahora ya la hay también para móviles y tablets), y es Mitty. Esta aplicación es una mezcla de bittorrent y mediacenter que nos permite gestionar descargas y reproducciones directamente desde la TV es muy cómoda e intuitiva, os recomiendo que la probeis si aún no lo habéis hecho, esta si que es gratuita. Aunque claro, nos hace darnos de bruces con otra limitación del equipo. La aplicación necesita almacenamiento externo para realizar las descargas, pero como no podía ser menos Google TV no permite que le conectes un disco duro, solo pendrives. Y aunque el tamaño de las unidades flash ha aumentado considerablemente aún no pueden compararse a un buen disco, y sin esto la posibilidad de usar bittorrent se reduce mucho.


Otra aplicación que me ha gustado bastante y le da un poco de utilidad al equipo es Redux TV. Por ahora sólo está disponible en Google TV, aunque para cualquier otro equipo podéis usar directamente su web. Redux convierte Youtube en canales de televisión al modo tradicional, seleccionando vídeos relacionados y poniéndolos uno a continuación de otro, creando una experiencia mucho más adecuada para una TV que la búsqueda de vídeos de Youtube. Lo cierto es que está muy bien, seleccionas un tema, en mi caso documentales de naturaleza (ya sabéis que van muy bien para dormir la siesta y la programación de la 2 ya no es para tirar cohetes), y os podéis pasar horas sin cambiar de canal. La plataforma va seleccionando vídeos y produciéndolos continuamente. De hecho se supone que va aprendiendo de tus gustos y la selección es cada vez mejor.


En definitiva, si viviese en USA y tuviese una cuenta de Netflix seguramente mi opinión sería bastante distinta, pero en cualquier otro caso solo tengo una recomendación ¡Ni se os ocurra comprar Google TV! Hay otras opciones en el mercado mucho más interesantes. He probado multitud de dispositivos dongle HDMI chinos con Android que aunque en calidad no están a la altura, si que tienen acceso completo a Google Play y una versión de Android digna del año en el que vivimos. De todas formas hay que decir que todos estos también tienen el problema del interfaz tactil. Si como yo odiáis usar un ratón en el sofá (para eso ya está el portátil) olvidaos de Android en la TV, al menos por el momento.

Bueno, y si ya habíais cometido el error de compararos una TV con Google TV (si, lo siento, ya sé que debería haber avisado antes, pero es que yo también tenía esperanzas) espero que el puñado de aplicaciones que he comentado os ayude a que la experiencia sea menos traumática y no deseéis devolverla cada vez que la encendáis (Bueno, si aún estáis a tiempo hacedlo sin dudar).